Excursión no oficial realizada los días 4 y 5 de julio de 2009.
Tras diversos dimes y diretes a lo largo de la semana, siempre mediante el inevitable Emilio, imposibilidades de ponerse de acuerdo por móviles inoperativos y diversos azares varios, el sábado por la mañana se organizó de forma definitiva la salida.
En la puerta del Parque de los Patos quedamos Ismael, Javi y yo a las 4:30 de la tarde. El calor era sofocante y no invitaba a realizar ninguna actividad y además esa era la cara que teníamos los tres. No obstante, metimos los bártulos en el coche de Javi y tiramos pa’ Gredos.
Llegamos a Hoyos del Espino a las 6:30 de la tarde donde habíamos quedado con José "el Maño". Tomamos un café en el bar de las Jotas o algo así y aclaramos un poco los objetivos de la excursión así como la programación horaria. El objetivo era aproximarse al pico del Almeal de Pablo, escalarlo, encontrar una ruta asequible al Risco Moreno con objeto de repetirla posteriormente con otra gente y descender rapelando una caída de 60 m del pico de Punta Esperanza. José tendría que esperar a su cuñado, Pablo, que venía en esos momentos de Zaragoza. Ellos subirían por la mañana. Nosotros tres tiraríamos para arriba aquella misma tarde para dormir en la montaña.
Nos despedimos hasta el día siguiente y seguimos hasta la plataforma. Los dos machacas de escalada deportiva, Isma y Javi, procedieron a una cuidadosa y concienzuda selección del amplio material que poseían y necesario para la escalada. Un juego completo de friends, un par de juegos de fisureros, cerca de 15 cintas exprés de diversas longitudes y demás parafernalia. A la postre se mostraría excesivo y lo que es mejor, dio lugar a no pocas risas a costa del "peso de los hierros" una vez escalando.
El material se dividió como Dios nos dio a entender y arreamos para arriba dejando atrás la plataforma..
Tras la aproximación inevitable y cada año más fatigosa, por lo repetida, avistamos ya parte de nuestros objetivos.
Sobre las 9:30 de la noche (si bien, de acuerdo Isma, tardamos menos de 2 horas) ya estábamos en el refugio. Hicimos un poco de rancho breve y energético con lo que llevábamos y aprovechamos para coger algo de agua. Especialmente alguno de nosotros, que se dotó del envase necesario para tal fin y para lo que le vino muy bien una pareja que se despistó un poco de la botella de agua, vacía, que perdieron de vista un segundo. No fiándonos del agua de los arroyos que bajan de la Portilla Bermeja y consultado un pequeño grupo sobre las posibilidades de encontrar agua por arriba, llenamos en el refugio. Por lo demás, el refugio y el Circo en general, estaban a rebosar de gente.
Recauchutados, comenzamos el ascenso por la Canal de los Geógrafos. La parada nos había robado las energías y comenzamos una difícil y fatigosa subida. La pendiente era considerable en casi todo el trayecto menos a mitad de camino, justo antes de comenzar la canal propiamente dicha, en la que hay una praderita. Javi iba pendiente de encontrar agua y en diversas ocasiones escuchamos el gorgoteo, pero no la encontramos, ya que a medida que íbamos subiendo se hacía de noche, si bien paulatinamente, sin pausa. Afortunadamente la luna, casi llena, nos acompañó gran parte del trayecto, una vez alcanzó suficiente altura para remontarse por encima del paredón izquierdo de la canal.
Alguno casi se transforma en lobo-hombre.
Entre la luna y la claridad de las piedras granítica se veía bastante bien y hacía innecesario el uso de frontales. Encontramos incluso un nevero en la canal, que además tenía una gran rimaya lateral que estaba totalmente hueca por efecto del calor que deshelaba la nieve en contacto con el terreno pero no así la superior o lateral.
El último tramo era realmente empinado, la pendiente muy alta, acompañada de subir por bloques graníticos hizo realmente duro el tramo. A mí se me aflojaron las fuerzas y tuvimos que realizar alguna paradita “técnica”. Algo después de las 12 de noche, por fin encontramos el primer lugar disponible para vivaquear. Lo pasamos de largo y continuamos hasta el collado existente entre los picos del Almeal de Pablo y la Galana. Encontramos un par de sitios más, pero quizás no tan confortables y desde luego menos protegidos del viento que el primero, que estaba entre el propio paredón sureste y el final de la cresta que conforma la Canal de los Geógrafos. Desde donde estábamos se podía ver el campo de Talavera y luces de distintos y numerosos pueblos, aunque sería imposible precisar cual de ellos era cada uno. No obstante la vista en conjunto de tantas luces, con la luna llena, era magnífica.
Así pues nos dispusimos como mejor pudimos para cenar algo y tomarnos una cervecita que habíamos acarreado hasta arriba. Hay que estar colgaos para acarrear con peso tan lejos y tan arriba.
Es más parece que nos sentó bastante bien la birra, como puede apreciarse en la foto. Aunque incomprensiblemente Javi no había tomado nada de la misma.
Rápidamente el frio hizo mella en nosotros y nos fuimos abrigando y arropando con los sacos. Fuimos un poco “culos inquietos” hasta encontrar la posición correcta en el espacio del vivac pero finalmente encontramos el correcto. Al principio Ismael y yo nos metimos con todo dentro de los sacos, pero conforme pasaba el tiempo nos empezaron a sobrar prendas de ropa hasta dormir en ropa interior, que obviamente era lo cómodo. Javi se sentía más cómodo desde el principio. A la 1 de la mañana la temperatura había descendido hasta los 7 Cº. Finalmente nos quedamos roque.
Pasamos buena noche en general, lo que no me impidió despertarme unas 15 veces para darme la vuelta. A las 7 ya estaba bastante aburrido de girar sobre mí mismo, también Isma, así que nos levantamos. Recogimos un poco y nos fuimos a buscar un poco de agua. Había un par de grupos más acampados por allí arriba. En uno de ellos había un par de tíos que se metieron en la pared sur de la Galana y se la subieron.
Una vez hubimos desayunado a base de polvorones, frutos secos, batidos proteínicos y cereales, nos calentamos un poco al sol y empezamos a pensar que haríamos hasta que apareciesen el Maño y Pablo. En la foto se puede ver la Galana al fondo.
Las vistas esa mañana eran magnificas, tanto por el tiempo, muy despejado, como por la altura a la que nos encontrábamos.
Aquí una fotillo de los objetivos del día.
El pico del Almanzor visto desde el collado entre Almeal y Galana.
Entre que el Maño y Pablo llegaban o no, nos pusimos a escalar un poco el Almeal por la cara noroeste. Javi de primero. No nos dio tiempo a gran cosa, ya que entre tanto, llegaron. Prácticamente sin descanso para ellos, previo tentempié rápido, nos pusimos en faena subiendo por lo que nos pareció la ruta más asequible de la citada cara noroeste. Subiendo primero una cordada formada por Maño y Pablo, con Maño de primero y luego nuestra cordada de tres con Javi en primera posición al primer largo. Nuestra un cuerda, un poco más corta, nos obligaba a duplicar las reuniones respecto de José y Pablo. La trepada fue curiosa, sin pasos especialmente difíciles, con buenos agarres (al menos eso me parecieron a mi que iba de segundo siempre), aunque el último tramo era un tanto aéreo y acongojaba un poco más. Por último llegamos a cumbre y disfrutamos un poco de las vistas.
Vistas del valle del Gargantón de Gredos, a la izquierda el Cervunal.
El Cuchillar de las Navajas y el Almanzor.
Pasamos a la cima gemela del pico con una barandilla.
Tuvimos incluso la oportunidad de subir un bonito diedro, en el que yo incluso me agarré a la cuerda para subir, falta de práctica.
Alguno incluso se atrevió con una trepada búlder a 2500 metros, “incredible” que dirían los americanos. Por mi parte, ni hablar del peluquín. El grupo “buldero” bajó en rápel, no sé muy bien como, ya que la única instalación era un oxidado clavo que había en el penúltimo paso.
Por nuestra parte tuvimos ciertas dificultades para atrevernos con el rápel, ya que la instalación que había era una cinta sacrificada que no abarcaba bien ninguna de las piedras cimeras. Finalmente nos atrevimos y bajamos rapelando extraplomados unos 20 metros.Aquí viene bajando el Javi (yo casi nunca salgo, soy el que llevo la cámara).
Una vista de nuestro próximo objetivo desde el Almeal.
Bajamos a la portilla que existe entre los picos y nos pusimos a comer. Ciertamente no faltó tortilla de patatas, pues todos llevábamos. Especialmente buena como siempre la de José. Además: chorizo, jamón, lomo, frutos secos, vino que no falte y la cerveza que había sobrado del día anterior.
Al poco nos metimos nuevamente en faena con el Risco Moreno, no sin antes preguntar a una pareja cómo estaba el tema, una vez terminaron de rapelar. Se escogió lo que pareció un fácil diedro. La cuestión no era tan sencilla, pues aunque era aparente que la ruta había sido realizada, las instalaciones eran bastante viejillas, con incluso algún clavo partido, la cosa se mostró difícil. De hecho existían dos pasos complicados, uno el diedro mismo, que requería encaramarse en una roca de no mas de 0.60x1.00 con un techo en la cabeza a medio metro y justo después del primer largo, un paso que requería algo de destreza gatuna (esto va por ti José, que ya sabemos que no te gustan los pies felinos) amén de ser capaz de meterse en una cornisilla de 20 cm de ancho.
Aquí podemos ver a Isma negociando los primeros pasos.
Tras discusiones sobre la procedencia de cargar con tanto hierro, la montaña nos permitió coronarla y aquí está la prueba, Isma y José en la cima del Risco Moreno.
Yo también tenía que llegar y llegué, aunque los dos pasos mencionados me resultaron quizás especialmente dificultosos por la altura. En el último llegué a dudar de poder agurruñarme lo necesario en tan estrecho espacio. Aquí está la foto de cumbre.
El Almeal y el Almanzor desde el R. Moreno.
Cuchillar de las Navajas y meseta sur.
Isma con la Galana y el Collado del Venteadero al fondo.
Una vez disfrutado, si bien brevemente por la hora, el haber hecho cima, nos bajamos a base de rápeles, tres concretamente, por donde habíamos subido. Reunidos todos al pie del Moreno, contentos por haber cumplido con dos objetivos, dimos por concluida la escalada. Eran las 6:30de la tarde y aún nos quedaban dos horitas de buena bajada. Hicimos el descenso por una canal que la noche anterior se antojaba imposible y ciertamente era difícil, pues fuimos destrepando todo el rato.
Encontramos el agua que no habíamos encontrado la noche anterior al pie de la Canal de los Geógrafos citada. Ciertamente Javi había escuchado bien, porque en esa pradera hay un fuente bien buena. En la foto, Almeal de Pablo y Risco Moreno arriba. Canal de los Geógrafos a la izquierda y la canal por donde hemos bajado.El resto del viaje, por lo repetido y faltos ya de fuerzas y ánimos se hizo pesado, tanto en la subida a la fuente de los Barrerones como en la bajada hasta la plataforma. Si bien no hay documentos gráficos que lo demuestren, Isma dio de comer pistachos a un macho cabrío. Bueno más bien lo intentó, pues casi acabó topeteado por el animal.
Por último nos quedaba la cervecita que se tomó en Navacepeda de Tormes. No hace falta documento que lo demuestre, pero aún así ahí va:
De izquierda a derecha: yo (JP), Pablo, José, Javi e Isma.
Bueno en resumen. Participación: José “el Maño”, Pablo, Ismael, Javi “Valdastillas” y el abajo firmante. Picos coronados: Almeal de Pablo y Risco Moreno. Horario invertido por el primer grupo (Javi, Ismael y JP) desde las 19:30 del sábado hasta las 21:45. Dificultad de las escaladas: ni puñetera idea. Lo dejo para los entendidos. Dificultad física: medio camino entre difícil y jodida si se quiere hacer en un solo día. Dificultad de orientación: hay que tener un plano. Para más info: consultar a alguien que pueda dar consejos. Si no te has dado cuenta todavía, en esta página no vas a encontrar información útil en modo alguno.
Después de las birras, que por la hora y los coches fueron necesariamente cortas, carretera y manta. Llegamos a Pla entorno a las 12 pasadas.
Conclusión: una actividad realmente interesante e intensa.
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